Tuesday, May 24, 2011

Doblelejos.com

Alberto Peraza *


Celebró sus cumpleaños por Internet.

Fue diferente.

Chateó con extranjeros y se vieron una frente al otro.

Ese día le pusieron la ropa más bonita y le hicieron unas trenzas largas, aunque ella seguía prefiriendo un cumpleaños como el año pasado, con los niños y niñas de la escuela, con quienes había tenido momentos muy felices: el pastel, las velas, la piñata, los globos, el jardín, los juegos, las fotos y la sonrisa cálidad, las felicitaciones y el abrazo, junto a los regalos, que siempre le traían: bombones, libretas de notas, muñecas...

Robertico siempre llegaba con una flor de lis para ella, a quien tanto le gustaban las flores. Era él su amigo preferido y un poquito más. Vivía en la esquina, a solo cuatro casas, y Tatiana en la otra esquina y Amanda después del parque. Ellas eran sus amigas.

Pero las cosas han cambiado. Ya no van a la escuela.

Ahora reciben las clases por Internet y les llaman internautas.

Se ven muy poco.

Las casas tienen unas paredes enormes, como troncos de árbol y rejas altas y circuito cerrado.

Hoy es su primer cumpleaños por Internet y en la Pantalla están lo mismo Philip, con quien habla inglés o Marie, con quien habla en francés o Selma, con quien practica el portugués. Son ellos sus nuevos compañeros de clase, a quienres nunca ha visto en persona y de quienes sabe poco; y nunca se visitan porque viven muy lejos, después del mar y la tierra y otra vez el mar.

Mamá y papá andan contentos de aquí para allá. Hoy no se ha hecho la casa un alboroto, la casa se parece a todo menos a un cumpleaños.

"Tan cerca y a la vez tan lejos", pensaba mientras se buscaba en las fotos de otro cumpleaños.

Allí estaban Robertico, Amanda, Tatiana y los demás.

¿Recordarán que hoy es mi cumpleaños?

Y entonces siente deseos de escaparse, jugar, tener pastel, globos, piñatas y fotos, como antes.

Alguien toca a la puerta con esa musiquilla de anunciarse. Debe ser uno de los camiones que vienen a dejar la carga y se van a dejar la carga y se van vacíos por dentro, como ella.

Otra vez la música insiste.

En el umbral, Robertico que, escapado de su casa, sin que nadie lo sepa, viene para traerle su flor de lis.


*Pinar del Río, 1961. Ha publicado Salvar el alba, 1992; Camino del Río Seco y El libro de Dayron, por las ediciones Hermanos Loynaz y por las ediciones Sanlope de las Tunas: estaciones, 1994. Recibe en 1989, 1992 y 1995 el premio Hermanos Loynaz y ha resultado mención en 1995 y 2002 en los concursos Ismaelito y La Edad de oro, respoectivamente.


Cuento publicado en el libro "Un, dos, tres, te cuento. Selección de auores piñateros. Editorial Cauce, 2006. Pinar del Río, Cuba.

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