No te voy a pedir que me des un beso.
Ni que me pidas perdón cuando creo que lo has hecho mal o que te has
equivocado. Tampoco voy a pedirte que me abraces cuando más lo necesito,
o que me invites a cenar el día de nuestro aniversario.
No te voy a pedir que nos vayamos a
recorrer el mundo, a vivir nuevas experiencias, y mucho menos te voy a
pedir que me des la mano cuando estemos en mitad de esa ciudad.
No te voy a pedir que me digas lo
guapa que voy, aunque sea mentira, ni que me escribas nada bonito.
Tampoco te voy a pedir que me llames para contarme qué tal fue en el
día, ni que me digas que me echas de menos.
No te voy a pedir que me des las
gracias por todo lo que hago por ti, mi que te preocupes por mi cuando
mis ánimos están por los suelos, y por supuesto, no te pediré que me
apoyes en mis decisiones. Tampoco te voy a pedir que me escuches cuando
tengo mil historias que contarte. No te voy a pedir que hagas nada, ni
siquiera que te quedes a mi lado para siempre.
Porque si tengo que pedírtelo, ya no lo quiero.
Frida Kahlo